Existen momentos muy especiales en casa del profe. En ocasiones las circunstancias se organizan para crear momentos inesperados, únicos, maravillosos e irrepetibles. Durante la preparación del curso, cuando el profesor está pensando y organizando actividades relevantes para los asuntos sobre los que quiere profundizar y reflexionar con un alumno de nivel avanzado, surgen oportunidades como caídas del cielo, como anillo al dedo.
Echando la vista atrás, recuerdo la preparación del curso de Piotrun estudiante polaco jubilado muy interesado en la actualidad española y en las consecuencias de nuestra Guerra civil. Además de reflexionar sobre las implicaciones del conflicto en la España de hoy, conversamos sobre las similitudes y diferencias con el conflicto de la Guerra mundial en Polonia durante nuestros paseos. La magia surgió cuando tuvimos la suerte de poder asistir a una representación teatral muy especial. Muy especial porque las personas que subieron a escena no eran actrices, eran señoras de más de ochenta años testigos directos del drama de ver cómo sus padres fueron víctimas de desapariciones forzadas en la primavera de 1936. Sobre el escenario nos contaron cómo han sido sus vidas desde niñas con la ausencia de su papá. Cómo su vida cambió para siempre y cómo siguen con su esperanza de encontrar su cuerpos, de conocer la verdad. A ellas se sumó un arqueólogo que dirige excavaciones buscando personas desaparecidas y narró el trabajo profesional que lleva a cabo todo su equipo y su emocionante experiencia personal y humana.
Estas señoras pocas veces habían contado su historia públicamente y menos en un teatro. Quizás esa escenificación fuera la última, debido a su avanzada edad, no a su voluntad de luchar contra el olvido. Ese día el milagro se produjo en el Teatro Principal de Palencia. Todo el público teníamos las sensación de estar asistiendo a un momento muy especial, algo distinto a cualquier otro espectáculo. A la salida alumno y profesor estuvimos caminando un rato sin decir palabra. Entonces Piotr rompió el silencio y comentó que tenía la impresión de haber participado en una catarsis colectiva, la esencia del teatro, como lo concibieron los griegos. Tuvimos la sensación de habernos purificado, de identificarnos con las protagonistas, de haber sentido las vivencias y emociones que nos contaban sobre el escenario. Fue una lección de historia, de vida y de teatro.
Muchas gracias a PEZ LUNA TEATRO por todo.
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