Muchos estudiantes aprenden español con interés durante todo el año: asisten a clases particulares o academias, profundizan en gramática, amplían vocabulario, siguen la actualidad del mundo hispánico… Sin embargo carecen de oportunidades y ocasiones de conversar y practicar la lengua. Es por ello que uno de sus principales deseos cuando nos visitan es poder pasar el mayor tiempo posible charlando con españoles y practicar sus conocimientos del español. Aunque piensan lo contrario, la mayoría tiene un nivel superior al que creen y en un par de días de «adaptación lingüística» empiezan a entender y hablar español con más fluidez.
Poder hablar con el profesor durante la clase, dando un paseo por el campo, conversando en una terraza, descansando en una plaza de la ciudad o manteniendo una tertulia en un bar con los amigos de la familia son momentos también de aprendizaje y puesta en práctica de lo que han aprendido durante todo el año.
El lenguaje coloquial de hoy en día, el español de la calle, el que se habla en el hogar presenta registros del idioma que no siempre están presentes en los manuales y libros de aprendizaje del español. En casa del profe constituye una parte importante del proceso de aprendizaje. Dentro de un ambiente de confianza surge una fuente inagotable de vocabulario y expresiones idiomáticas. Presentamos y comentamos estas expresiones, modismos y frases que se utilizan en contextos informales. Posteriormente el estudiante, con la explicación del profe, lo contextualiza y aprende de manera significativa. Finalmente el alumno lo pone en práctica en situaciones reales durante su estancia y es capaz de comprender los matices socioculturales que envuelven estos dichos y no los aprenden «por los pelos».
En una ocasión una estudiante nos confesó que en su tercera noche de estancia ha soñado en español. Suponemos que eso es un signo de que el proceso de inmersión en español empezaba a funcionar.