Comenzamos el nuevo año pensando y preparando nuevos cursos. Como otros años por estas fechas ya estamos organizando nuevos contenidos y formatos, nuevas ideas para poner en práctica y no repetir lo hecho hasta ahora. Este es uno de los principales alicientes tanto para los alumnos como para el profe. Las personas que vuelven buscan nuevas experiencias y saben que en casa del profe pueden pensar cada vez en un nuevo curso, personalizado, a su medida, participando en su elaboración con propuestas, correcciones sugerencias….

En estos momentos estamos preparando el curso de una alumna austriaca de nivel intermedio, interesada en aprender español trabajando sobre “Los Austrias en Castilla en la época del Renacimiento”. Ya estamos seleccionando lecturas para analizar y comentar; lugares cercanos para visitar como Tordesillas (donde se firmó el tratado que repartió las áreas de influencia mundiales de las potencias de la época) o Medina del Campo (uno de los grandes mercados internacionales en el siglo XVI); preparando expresiones coloquiales que aún se utilizan (poner una pica en Flandes, esto vale un Potosí…). Todo pensado para practicar la lengua y aprender nuestra historia y cultura durante sus estancia entre nosotros.

Cada persona es diferente en su ritmo de aprendizaje. Preguntar, escuchar y atender sus necesidades e intereses es un ejercicio fascinante con resultados siempre sorprendentes. Para el profesor preparar cada curso supone un nuevo desafío pensando en sus necesidades, sus intereses, para seguir alimentado sus motivaciones, para seguir aprendiendo y disfrutando del español.

Escucharle decir, al terminar su estancia, que el curso ha cumplido todas sus expectativas es la mejor recompensa al tiempo y trabajo invertido en la preparación. Es una sensación muy gratificante que motiva a seguir trabajando con pasión.