La estancia en casa del profe es más que un curso para practicar español en España, es una experiencia de inmersión total en la que el alumno vive rodeado de personas y cultura españolas todo el tiempo. Al principio no resulta fácil entender nuestra forma de hablar de una forma natural, como lo hacemos en nuestra vida diaria. Desde nuestra experiencia, una persona con un nivel principiante o intermedio tarda uno o dos días en «aterrizar», en entender conversaciones y poner en práctica sus conocimientos de la lengua, que siempre son más de lo que ellos y ellas piensan que saben y los ponen en práctica. En esta fase inicial alguna estudiante nos ha confesado que piensa que no sabe nada porque está cometiendo errores continuamente: hay que hacerles entender que los errores no son un impedimento para practicar la lengua, son una oportunidad y una herramienta para el aprendizaje. Finalmente, tras un par de días «sale el sol» y la comunicación empieza a fluir de manera natural.

Jens es un estudiante suizo que ha disfrutado de una estancia de diez días compartiendo nuestras vida diaria, ha participado en todas las actividades familiares y sociales con la idea de que todas las situaciones son oportunidades para escuchar y hablar en español. Todos los días han comenzado conversando, compartiendo un café tras el desayuno, preparando la comida y almorzando juntos en familia. Tras la comida seguían las clases tú a tú con el profesor, los días de calor veraniego las clases tenían lugar en la terraza de la piscina al lado de casa donde disfrutamos de un refrescante baño. En otras ocasiones pasamos la tarde practicando senderismo por los alrededores de la ciudad, paseando en bici o tomando una cerveza en una terraza. Algún día hemos tenido tiempo para hacer excursiones para conocer La villa romana de La Olmeda, recorrer un tramo del Camino de Santiago visitando iglesias románicas como Santa María la Blanca de Villalcázar de Sirga, disfrutar de la fiesta de San Roque en Támara de Campos compartiendo un trozo de queso y un vaso de vino y conocer iglesia de San Martín y la cuádruple esclusa del Canal de Castilla en Frómista. Hemos disfrutado de la música en los conciertos de las Puestas de Sol en el palacio de la Diputación con los grupos Fetén-Fetén y los New Orleans Ragamuffins. No hemos descuidado las actividades deportivas nadando o haciendo ruta en bici, con pinchazo incluido. Tuvimos la ocasión de hacer una visita exclusiva de la catedral de Palencia a 22 metros de altura, tocando las bóvedas de crucería y descendiendo para ver el impresionante retablo del altar mayor aprovechando unas obras de reparación en el templo y ver el cuadro de El Greco que guarda el museo catedralicio.

Jens conoció el vermú torero en el bar Alaska escuchando y bailando un concierto en la calle de rumba catalana que le ha servido para conocer la música de Peret y traducir algunas de sus canciones (El muerto vivo,…) y despedirse de la familia con una cena de patatas bravas y raciones en La Mejillonera, uno de los bares más castizos de Palencia.

También pasamos ratos en familia viendo la película de Parque Jurásico o jugando a las cartas o construyendo Legos con Samuel. Unos días de aprendizaje en español pero también de vacaciones para desconectar del trabajo. Antes de su marcha nos ha comentado que han sido unos días intensos donde ha aprendido lo mismo que durante varios meses en Zurich.

Tras su marcha nos ha escrito que ha soñado una vez en español…